29.8.11


  i per allargar la tonteria , el que ens cremava avui està ofegant-me



25.8.11



Ignoro en qué consiste que una historia de amor salga bien, pero hay algo que sí sé: no existe fracaso amoroso. Es una contradicción en los términos. Experimentar el amor ya supone un triunfo, tanto que podríamos llegar a preguntarnos por qué queremos más.
(...)
Enamorarse en Invierno no es una buena idea. Los síntomas son más sublimes y más dolorosos. La perfecta luz del frío estimula el deleite sombrío de la espera. Los escalofríos realzan el desasosiego. Quien se enamora por Santa Lucía se expone a tres meses de temblores patológicos. Las otras estaciones tienen sus zalamerías, espinillas, escozores y frondosidades en las que sepultar los estados de ánimo. La desnudez invernal no ofrece refugio alguno. Más traidor que el espejismo del desierto es el famoso espejismo del frío, el oasis del círculo polar, un escándalo de belleza hecho realidad gracias a las temperaturas negativas. 

Amélie Nothomb
Viaje de invierno

21.8.11


de cuando vivía en Francia y me fui a visitar Alemania

20.8.11

Nota de los editores

ENCIENDO EL TELEVISOR. Antes de que termine el corte publicitario, recibo al menos media docena de exhortaciones dirigidas a un mismo fin: ser yo, ser yo mismo, en definitiva: ser alguien y no otro. Me lo sugieren grandes empresarios del calzado deportivo, del sector del automóvil, de la seductora industria del perfume. Pero ya llevo años persiguiéndome y, con sinceridad, me estoy cansando de correr, ¿no te pasa a ti? Cuantos más esfuerzos hago para llegar a ser yo, mayor es la nada con la que me topo. Diría que, más que ser yo, a lo sumo consigo representarme a mí mismo de modo que todo siga girando. Y para acompañar el giro escribo una nueva entrada en mi blog, completo mi perfil de Facebook, añado alguna tontería en mi Twitter, compro un nuevo detalle para la decoración de mi apartamento, continúo con la personalización de mi coche, sigo buscando editor para mis relatos, vuelvo a tatuarme. Y sin embargo... 

Los grandes empresarios del calzado deportivo, del sector del automóvil y de la seductora industria del perfume se reúnen hoy de nuevo con los más acreditados publicistas y, entre logros, apuntalan la tonta y cruel fe en un yo que continúa afilando nuestra doliente inconsistencia. Y en ocasiones, se me ocurre pensar, de forma trágica. 

EL JUEGO DEL OTRO
(Paul Auster  Enrique Vila-Matas 
Jean Echenoz  Barry Gifford  Paul Klee Sophie Calle)

6.8.11




ESTE TIC TAC ES LO PEOR DE TODO:
            La obra poética de Malcolm Lowry en Huston

No hay poesía cuando se vive aquí.
Estas piedras son tuyas, esos ruidos son tu mente, los rechinantes tranvías y las calles que te unen
al soñado bar donde se sienta la desesperación,
son tranvías y calles: la poesía está en otra parte.


4.8.11

Pensando en Madrid, me he quedado imaginando que inventaban el polvo de la simpatía. Lo inventaban a pesar de la ley del tabaco -ese polvo sería como una especie de rapé-, y al principio tenía algo de clandestino. El nuevo invento era capaz de transformar a un país entero. Quien lo probaba, cambiaba inmediatamente de humor y no sólo sonreía, sino que se volvía adorablemente alegre y simpático, relajado, atento a las opiniones distintas del prójimo: elegante, discreto, inteligente, demócrata de verdad.

En un primer momento, el inventor del polvo de la simpatía hacía sus primeras pruebas o experimentos con los taxistas de Madrid y en una semana les cambiaba a todos el castizo y guarro carácter convirtiéndoles en gente que escuchaba con abierta alegría, música clásica o bien recitales de poesía. Su simpatía era tan avasalladora y sus carcajadas tan bienhechoras que España cambiaba espectacularmente de la noche a la mañana, porque eran esos mismos taxistas de Madrid los que contagiaban la revolución de los claveles y la risa: una risa que, por arte del polvo mágico, se extendía hacia los obispos fundamentalistas y el personal de Iberia y acababa pulverizando literalmente la mala leche tradicional de los franquistas. Y todo el país reía y reía. Ya no se escribían más novelas sobre la guerra civil y había una gran fiesta en la antigua casa trágica de Bernarda Alba. 

Enrique Vila-Matas
Dietario voluble

(amén)